No quiero yo atacar al Mercadona, líbreme Dios de hacer tal cosa. Lo único que como farmacéutico debo prevenir de comprar ciertos productos que por su condición de lowcost hace que no pase los estrictos controles de calidad que pasan otros compuestos que dispensamos en las farmacias, me refiero en concreto a las cremas. El resto de las 7 cosas las dejo a elección de cada uno, pero me ocuparé de las cremas.
Las cremas
Mercadona se ha hecho grande en los últimos años, en parte gracias a la constancia de Roig y a su intento por equilibrar la calidad de la alimentación de los españoles con su bolsillo. Ciertamente, la cadena de supermercados valenciana ofrece productos bastante asequibles sin terminar de destrozar el paladar (y la salud) de sus clientes; pero, aunque la pela sea la pela, hay cosas que deberíamos seguir comprando en los negocios de toda la vida. Saldrán un pelín más caros, pero la calidad no tiene precio. Además, ajustando el gasto, se puede prescindir de los productos lowcost.
Otra cosa es que sea más cómodo llenar la bolsa de la compra en un mismo lugar. Aunque no merece la pena si luego nos llevamos a casa productos que supuestamente podrían hacernos daño. Las marcas Solcare y Deliplus, comercializadas por Mercadona, contienen una combinación de compuestos que generan una sustancia altamente cancerígena, la nitrosamina. Bueno, contenían, porque Roig se encargó de retirar de sus estantería las cremas que contenían bronopol y trietanolamina.
Pero, ¿qué compuestos utiliza ahora?
Yo dejaría de comprar cremas en estos centros y dejaría a los profesionales de la salud la recomendación en dermatología y dermofarmacia.