Aftas bucales, las dichosas llagas

¿Qué son las aftas bucales?

El término “afta” procede del griego “áphtai”, que significa quemadura y, clásicamente, se ha empleado para designar pequeñas lesiones bucales que producen una sensación dolorosa similar a una quemadura.

De ahí que las aftas bucales se definan como úlceras que se producen en la mucosa de la boca, y constituyen una de las enfermedades bucales más frecuentes, junto con la caries.

En líneas generales, son de pequeño tamaño (unos 5 milímetros), tienen un color blanquecino y están rodeadas por un área roja. Suelen persistir durante unos días y normalmente se curan de manera espontánea en una a dos semanas.

¿A quién afectan?

Son frecuentes en la población general; de hecho, se estima que más de la mitad de la población ha padecido algún brote de aftas en algún momento de su vida, y se calcula que el 20% de las personas tiene aftas a menudo.

En los niños y jóvenes son la forma más común de úlceras orales, si bien se hacen menos frecuentes conforme avanza la edad.

¿Qué tipos de aftas bucales existen?

Generalmente, las aftas se clasifican en tres tipos:

  • Aftas menores: presentan heridas con un tamaño menor a 1 cm, superficiales y poco numerosas. Tienen forma ovalada y un borde rojo. Se curan sin dejar cicatrices en una o dos semanas. Es el tipo más frecuente, representando el 80% de los casos.
  • Aftas mayores: heridas con un tamaño mayor a 1 cm y profundas. Representan entre un 10 a 15% de las aftas. A menudo, son redondas y tienen bordes definidos, aunque estos pueden ser irregulares cuando las aftas son demasiado grandes. Pueden ser extremadamente dolorosas y tardar en curarse hasta seis semanas, dejando importantes cicatrices.
  • Aftas herpetiformes: son poco frecuentes (5 a 10%) y suelen aparecer en personas de edad más avanzada, pero no se producen por la infección del virus del herpes simple. Son del tamaño de la cabeza de un alfiler (entre 1 y 2 mm) aunque se pueden unir y formar una gran úlcera. Tienen bordes irregulares y se curan sin dejar cicatrices en una o dos semanas.

¿Qué causa las aftas bucales?

A pesar de las numerosas investigaciones, se desconoce su origen, aunque se considera que no existe un único factor causante y su aparición se debe a la conjunción de varios motivos:

  • Un sistema inmunitario deprimido.
  • Enfermedades sistémicas.
  • Carga genética en el que se distinguen:
    -Factores psicológicos: períodos de estrés o alteraciones emocionales como ansiedad, nerviosismo o depresión.
    -Alérgenos alimentarios: nueces, tomate, fruta…
    -Hábitos nocivos como el tabaquismo.
  • Traumatismos por el roce de prótesis dentales movibles o bordes dentarios rotos, así como automordeduras.
  • Infecciones víricas o bacterianas.
  • Alteraciones hematológicas (déficit de hierro).
  • Déficit de ácido fólico y zinc.
  • Deficiencias vitamínicas (de B1, B2, B6, B12).
  • Factores endocrinos (ciclo menstrual).
  • Productos químicos, como pastas de dientes y colutorios con lauril sulfato de sodio, y medicamentos.

¿Cuáles son sus síntomas?

Las aftas bucales suelen presentarse en la parte interior de las mejillas, lengua y los labios, y como hemos comentado, son, casi siempre, de pequeño tamaño. Sus síntomas principales son:

  • Heridas de color blanco.
  • Dolor o molestias. 
  • En casos más extremos, pueden producir fiebre y malestar general.

¿Cuál es su diagnóstico?

Su diagnóstico es sencillo, ya que tienen una apariencia característica y un dolor definitorio, y eminentemente clínico.

Pese a ser benignas la inmensa mayoría de las veces, las aftas bucales pueden ser una manifestación de enfermedades sistémicas o graves, como el cáncer de la cavidad oral.

En el caso de los niños y adolescentes, las aftas son muy comunes, pero si aparecen junto con fiebre, dificultad de tragar o manchas en pies y manos puede tratarse de otro tipo de virus y bacterias, como la enfermedad de boca-mano-pie.

En concreto, en las adolescentes, muchas veces las llagas o aftas se relacionan con la menstruación, ya que, aunque no es causa-efecto, la alteración hormonal durante el ciclo puede facilitar la aparición de aftas, al alterar el pH de la saliva, creando un ambiente favorable a las infecciones.

 

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