Si hablamos de escribir sentimientos y de mi día a día, no puedo dejar pasar hablar de Rafa Nadal. Alguien dirá si escribo sobre la farmacia o si escribo sobre mi, pues, escribo sobre todo, escribo de mi, cómo he construido lo que tengo, como mantengo mi vida, con qué valores, con qué actitudes y desarrollando aptitudes para poder estar siempre a la altura de lo que se me pide y de lo que se me exige.
Muchas veces he pensado en Rafa Nadal, como ha vencido situaciones adversas en su vida y como ha luchado para conseguirlo. Cómo una persona consigue mantenerse en lo más alto durante tanto tiempo en un mundo tan difícil como es el del tenis y con rivales nuevos que llegan con todas las ganas de ser los números 1 en el ranking ATP.
Siempre es bueno tener un referente en tu vida, alguien en quien pensar cuando las cosas te van regular, alguien en quien pensar cuando te haces esta pregunta, -¿qué hubiera hecho Rafa en esta situación, que actitud hubiera adoptado?
Ni que decir tiene que juego al tenis. Para mi el deporte que más representa mi personalidad y mi vida profesional. Un deporte de concentración, de estrategia, de resistencia, con partidos que nunca sabes cuanto tiempo van a durar, un deporte que tienes que moverte por la pista rápidamente y estar en el sitio adecuado en el momento oportuno, anticipándote al golpe del contrario para situarte donde es preciso para devolver la bola. Un deporte que a nivel profesional precisa de un equipo de personas que te ayudan, que te entrenan, un equipo de fisioterapeutas, de asesores, de representantes… pero al final eres tú el que está en la pista, eres tú el que golpea lo bola, el que defiende el punto, el que tiene que mantener la calma en momentos duros del partido, el que toma decisiones en cada punto y el que gana juego a juego cada set para ganar un partido. Ningún miembro del equipo está en la pista contigo.
Son las 14:30h, dejo instrucciones a Pilar para la tarde anotadas en el cuaderno-agenda. – ¡Corre Duque que nos tenemos que ir! Salgo de la farmacia, nervioso, tenso, como un niño pequeño que espera que vengan los Reyes Magos, recorro de vuelta a casa los 31 Km que me separan de la farmacia. Es como si hubieran puesto más kilómetros a la carretera, -¿pero por qué no llego yaaa? Por fin llego, paro el coche y saco al Duque de la parte de atrás. Baja corriendo y entra en casa con cara extrañada, pensando porqué hoy nos vamos tan pronto.
Me cambio de ropa y me pongo cómodo. -¡¡¡Las entradas!!! Hoy juega Nadal en el MM, voy a ver a mi ídolo, a Rafa!! Aparco no muy cerca de la caja mágica, salgo inquieto del coche, entradas en mano y con mi gorra puesta para el sol de justicia que hace hoy. Entro en la caja, entro en las pistas de tenis, veo los entrenamientos de los mejores jugadores del mundo, disfruto como hace tiempo no lo hacía. Todo está bien, todo en orden y estoy en la catedral del tenis de España, ¿Qué mas se puede pedir?
Acaba el partido, me voy corriendo a la salida de jugadores, me pego a las vallas de seguridad y espero con impaciencia la llegada de los jugadores. De pronto se empieza a oír su nombre, y allí estaba, viene hacia mí, con paso firme y mirando al público, de pronto me encuentro con Rafa en frente mío, una escena que llevo esperando mucho tiempo, tener a Rafael Nadal delante mío, una persona que tanto he admirado, que tanto he emulado en muchos aspectos de la vida. Ahí estaba, a medio metro delante mío, sin nada delante excepto el aire que ambos respiramos, sin palabras, sólo ¡¡ Rafa, eres el mejor !! Un instante efímero.
De vuelta a casa pienso en lo que he vivido hoy, tener delante tuyo a una persona que no parecía de carne y hueso cuando le ves por la televisión, a una persona que es tu referente. Me voy emocionado y contento del día tan bonito que he vivido. No siempre tienes la oportunidad de tener días tan alucinantes. He cumplido uno de mis sueños.
Llego a casa, me recibe el Duque como siempre, dando saltos, tocándome en las rodillas para que le acaricie, con su cara de alegría y la boca a medio abrir. Me dan ganas de contarle todo lo que he vivido hoy, pero… pero qué, porqué no,
– Duque, vamos a la calle que te voy a contar lo que me ha pasado hoy
Gracias L