52 años, 31 Km, 130 m2, sólo números, números que definen mi vida actual, números que engloban lo que estoy haciendo en este momento, lo que me hace feliz, lo que me permite vivir. Cumples años y analizas tu vida, le das una vuelta a lo que estás haciendo. Un día especial, personas que vienen a verte para felicitarte, llamadas, mensajes del móvil, personas que llevan 30 años felicitándote. Entonces, echas la vista atrás, recuerdas todo lo que has hecho en tu vida, lo mucho que has cambiado, lo poco que has cambiado, lo que hiciste, lo que harás. Una fecha fácil de recordar, 9 del 9, mucha gente se acuerda, te recuerda, te llama. Entonces te vienen reminiscencias del pasado, piensas en momentos concretos, en momentos que viviste con intensidad, en momentos felices que marcaron cada 9 de septiembre y que han quedado grabados para siempre.
Amanece un 9 de septiembre en mi pueblo, como ha estado amaneciendo estos 52 años, casi recuerdas los últimos 9 de septiembre desde que tienes uso de razón, es un día precioso, un día especial, te vienen esos recuerdos que hablaba, esos momentos de tus cumpleaños pasados, casi los puedes sentir, casi los puedes tocar. Comidas especiales que sabías que te iba a preparar tu madre, casi puedo olerlas desde mi mente, unas gambas a la plancha, unos langostinos con mayonesa casera, unas chuletillas de cordero, ¿A que lo hueles?. El regalo que esperabas y que sabías que te iban a hacer, esas 1000 pesetas que te regalaba tu abuela Isabel y que tanto le costaba ganar y el regalo de tu abuela Vitoria. La felicitación de tu primer amor, la ilusión de alguien que entraba nuevo en tu vida y que esperaba con anhelo tu aniversario, felicitaciones de tus amigos, las fiestas familiares donde no faltaba nadie o un cumpleaños en pandemia donde faltaba todo el mundo.
Hoy recorro los 31 Km que hay de distancia entre mi casa y la farmacia, voy pensando las personas que vinieron ayer y se molestaron en llegar hasta aquí, sólo para darme un abrazo, un beso o un feliz cumpleaños. A veces no te das cuenta que hay personas que te adoran, personas que se desplazan hasta tu recóndito espacio de trabajo, sólo para verte unos minutos. Es el mejor regalo que te pueden hacer, lo mejor que puedes tener, lo mejor que te pueden dar, cariño, amor, cercanía, presencia, amistad.
Hoy escribo este post solo para dar las gracias a los que se han acordado de mí, a los que me han hecho una reseña en una red social, a los que me han escrito un Whatsapp, a los que me han llamado, a los que han venido a verme, a mi querido amigo Antonio por comer conmigo y disfrutar también su cumpleaños, a Carlos por desayunar conmigo y a mi familia por estar conmigo cada minuto, todos juntos.
Hoy he sentido como han ido surgiendo todas las personas que me quieren, que me aprecian, que quieren que esté ahí. En cada llamada, en cada mensaje.
Gracias a todos
Gracias L
2 ideas sobre “52 años”
Que suerte tenemos de tenerte cerca!. Y es que todos deberíamos «tener un Fernando» en nuestras vidas. Hasta hoy no hemos compartido siquiera un café, si acaso unos minutos de charla en la puerta de la farmacia, pero al otro lado del mostrador tenemos a «nuestro Fernando » y siempre estás ahí para que te contemos nuestras preocupaciones y en no pocas ocasiones sacarnos las castañas del fuego. Que te puedo decir… gracias y felicidades!!!
Hay mensajes que te dejan sin palabras, hay mensajes que te impulsan a seguir adelante, hay mensajes que te hacen muy feliz.
Gracias Sergio, sin palabras. Solo hay que decir que este es uno de ellos.