Esta mañana me he levantado, vivo, sin ganas de estar más tiempo en la cama, como si me faltara tiempo para hacer todo lo que quiero hacer. No le he dado tiempo a Alexa, la desconecto antes de que me anuncie que tengo que levantarme. Así que, me voy a la ducha, el Duque detrás de mí, siguiendo mis pasos, disfrutando al verme, moviendo su cola enérgicamente y sobre todo, viviendo intensamente su breve vida, sin saber que morirá como mucho en 7 u 8 años, ni siquiera sin saber qué es morir, simplemente viviendo su vida, disfrutando de mi compañía, de una pelota, de un calcetín o pidiéndome que le dé un trocito de pan o que le ponga la comida en su cuenquito.
Salgo de la ducha, miro el armario, unos Levi´s, una camisa blanca, mis botas negras, ¿o mejor las marrones?, no, las negras. Vamos al CH-R, ignición, armar rampas, viento sur de cola, salida por pista 18R, entrando en pista para despegue. Sobrevuelo la M-40, vuelo sin tráfico, viento de cola, hora estimada de llegada, en 20 minutos, 31 Km de distancia.
Café de siempre con Carlos, esta vez vamos a la churrería, una porra para cada uno y listo. Momentos para recordar, no sé cuándo llegará pero seguro que alguna vez, alguno de los dos diremos aquello de «recuerdo aquellos cafés que tomábamos juntos y las conversaciones que teníamos, el uno echará mucho de menos al otro. Salimos de la churre, preparado para pasar un buen día, -hasta el jueves, que siempre dice, -hasta mañana Carlos.
Abriendo, 1500 cerraduras, alarma desconectada, luces, ordenadores en marcha, primer cliente. Tarjeta sanitaria en marcha, certificado electrónico operativo. Empieza la marcha, poco a poco se va llenando la farmacia. Comentarios, conversaciones variadas, hasta que llega la más interesante, en esta farmacia damos remedios para ser inmortal. Justo, la persona adecuada en el lugar adecuado en el comentario adecuado. ¿Quién quiere ser inmortal? Despliegue de medios, siempre he querido hablar de este tema.
Yo quiero ser inmortal, vivir mi vida eterna, en contrapartida, perdiendo familias, perdiendo hijos, perdiendo hermanos, padres, parejas. Perdiendo tal vez la intensidad de saber que todo se acabará, la intensidad de que el tiempo se acaba y debes vivir todo con fuerza, imaginando que va a ser el último día, como si fueras a morir mañana. Qué te sentirías si sabes que no vas a morir, qué esperas de las cosas si sabes que puedes hacerlas cuando quieras, o si alguien te ofende, qué más da, que algo te sale mal, no me puede pasar nada, pues eso, qué más da. ¿Dónde se queda la intensidad del «no me lo puedo perder»?
Viajarías sólo por este valle de lágrimas, sabiendo que vas a ir perdiendo seres queridos, tus parejas envejecerían y morirían irremediablemente delante de tus ojos, si tuvieras hijos serían unos abuelos mientras tú sigues viviendo. Pero, ¿y si pudieras elegir una persona de viaje? ¿A quién te llevarías?, ¿A quién te llevarías?
Hoy me cuesta volver un poco más a mi casa, reflexiono sobre todo lo que tengo que hacer. A medida que pasan los meses y voy valorando realizar proyectos en mi vida, noto como me come el tiempo, noto como con mi edad, hay cosas que debo hacer lo antes posible, noto la levedad de la vida que en ocasiones, me ahoga. Necesito más tiempo, o al menos no perderlo, hacer todo con más intensidad y no dejar de hacer cosas. Y si, pese a todo, quiero ser inmortal, y por supuesto, sabría a quién llevar conmigo en ese eterno viaje.
¿y tú?
Gracias L