Ciática

Qué es

La ciática se produce cuando existe una lesión o compresión sobre el nervio ciático que causa dolor, entumecimiento, hormigueo o debilidad en la espalda, las nalgas y las piernas. Hay que tener en cuenta que no se trata de una enfermedad, sino que es un síntoma causado por alguna patología o lesión.

Causas

El nervio ciático tiene su origen en la médula espinal y baja a través de las caderas y las nalgas hasta ramificarse en las piernas. Este nervio controla los músculos de la parte posterior de la rodilla y es el responsable de la sensibilidad que tienen algunas partes del muslo, la región inferior de la pierna y la planta del pie. Cuando sufre daño o es presionado, se produce dolor y alteraciones en las funciones musculares y la sensibilidad de estas zonas. Las principales causas que pueden dañar el nervio ciático son:

Hernia discal

Las vértebras de la columna están separadas por discos que, al amortiguar el impacto y evitar el contacto entre unas y otras, permiten realizar movimientos, como agacharse. Cuando los discos se rompen o se salen del sitio a causa de una lesión o un esfuerzo, se puede producir presión sobre el nervio ciático.

Fractura o lesión pélvica

La pelvis se encuentra en contacto con estructuras nerviosas, como el nervio ciático. Cuando se produce una fractura o una lesión pélvica, estas estructuras también pueden resultar dañadas y provocar ciática.

Estenosis raquídea

La estenosis es el estrechamiento de los agujeros invertebrales, que son las aberturas por donde salen de la columna vertebral los nervios raquídeos, lo que provoca presión sobre los mismos.
Síndrome piriforme

Es una circunstancia en la que el músculo piriforme, situado en la pelvis, sufre una contractura o espasmo, lo que puede llegar a irritar el nervio ciático, que pasa por debajo.

Tumores

En ocasiones, la presencia de tumores vertebrales, condrosarcomas y, en ocasiones, tumor de páncreas, pueden causar ciática, ya que el crecimiento del tumor puede comprimir el nervio ciático.

Enfermedad de Paget

Aunque es una enfermedad poco frecuente y no siempre se relaciona con la ciática, esta patología también puede causarla. La enfermedad de Paget u osteítis deformante es un trastorno que implica la destrucción y la regeneración anormal ósea, dando lugar a huesos deformes y, en ocasiones, más grandes de lo normal; cuando un hueso de la columna, o la pelvis se ve afectado, puede presionar el nervio ciático y causar disfunción y lumbago.

Embarazo

En algunos casos, puede llegar a producirse ciática durante el embarazo. Esto se debe a que la sobrecarga de peso que debe soportar la espalda puede dar lugar a presión sobre el nervio ciático. En ocasiones, el crecimiento del útero también puede comprimir el nervio o alguna de sus ramificaciones.

Síntomas

La compresión del nervio ciático produce una serie de síntomas que pueden llegar a dificultar mucho la calidad de vida de las personas que sufren ciática. Los principales signos son:

  • Dolor: El grado de dolor varía desde un dolor leve, que apenas ocasiona molestias, un dolor sordo, o un dolor muy intenso, que dificulta mucho la capacidad de movimiento. Lo más común es que se produzca en un costado, aunque a algunas personas también les duelen las piernas, la cadera, la parte posterior de la pantorrilla y la planta de los pies.
  • Hormigueo: Es común que las personas que padezcan ciática experimenten sensación de hormigueo en las piernas, las pantorrillas y los pies, ya que el nervio ciático proporciona sensibilidad a estas zonas.
  • Entumecimiento: Las mismas áreas en las que se produce dolor y hormigueo pueden notarse entumecidas, especialmente las plantas de los pies y las pantorrillas. En ocasiones, el pie se queda rígido y no se arquea al hacer el típico movimiento del paso, lo que dificulta mucho caminar.
  • Debilidad: También es muy común que algunas partes se sientan débiles. En algunas circunstancias se llega a sentir ardor.

 

Esquema sobre la ciática

Diagnóstico

Por lo general, la ciática desaparece por sí misma al cabo del tiempo, aunque es común que reaparezca. La forma más habitual para detectar ciática es la realización de un examen físico. El especialista buscará los siguientes signos para detectar una posible compresión o lesión en el nervio ciático:

  • Dificultad para doblarse hacia adelante o hacia atrás.
  • Sensación de debilidad a la hora de mover la rodilla o flexionar el pie.
  • Reflejos tendinosos anormales y lentos.
  • Dolor al levantar la pierna estirada cuando se queda en el aire.
  • Entumecimiento.
  • Pérdida de sensibilidad.

El especialista puede necesitar una prueba médica para completar el diagnóstico, como una resonancia magnética, una radiografía o un análisis de sangre.

Tratamientos

En algunos casos, la ciática no necesita ningún tratamiento y acaba por desaparecer al cabo del tiempo, aunque en otros es necesario la terapia farmacológica o, incluso, la fisioterapéutica. En todo caso, la presión sobre el nervio ciático se deriva siempre de otra afección, por lo que el especialista buscará el origen de las molestias para poder tratarlas correctamente, sobre todo en caso de necesitar fisioterapia.

El tratamiento más común se basa en antiinflamatorios y analgésicos, como el ibuprofeno o el paracetamol; en caso de que el dolor sea muy agudo y persistente, se pueden administrar otros fármacos para paliar los síntomas a través de inyecciones.

Además del tratamiento farmacológico, es necesario seguir una serie de recomendaciones que tienen que ver con el autocuidado:

  • Aplicar frío o calor en el área dolorida: Es recomendable empezar aplicando hielo las primeras 48 horas para pasar al calor a partir del segundo día y hasta que mejoren los síntomas.
  • No levantar objetos pesados ni hacer giros bruscos durante las seis semanas posteriores a la aparición del dolor.
  • Reducir la actividad habitual durante los primeros tres días y comenzar a retomarla a partir del cuarto, si los síntomas han mejorado.
  • No se recomienda reposar acostado en la cama.
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