El perro

 

Anatomía básica

El perro es un animal cuadrúpedo cuya enorme variedad de morfologías en las diferentes razas hace difícil determinar el tamaño y peso medio de los mismos, aunque todas las razas tienen unas funcionalidades anatómicas comunes.
Los dos parámetros básicos de diferenciación, importantes en la práctica clínica, son el peso y el tamaño.
Este último se mide horizontalmente desde el suelo a la cruz, que es el punto más elevado entre las escápulas, justo detrás del cuello.
La longevidad también varía entre razas pero, por norma general, las razas pequeñas viven más tiempo (hasta 15-16 años) que las más grandes, que suelen tener la mitad de esperanza de vida, debido principalmente al envejecimiento derivado de los consumos de energía.

La piel

La piel y el pelaje del perro son su primera barrera contra parásitos, hongos, bacterias y virus, y lógicamente varían a lo largo del cuerpo para adaptarse a funciones específicas.
La piel del perro, como la de los humanos, tiene tres capas: epidermis, dermis e hipodermis.

La epidermis, la capa más externa, está formada por células con alto contenido en queratina. Es la capa menos sensible y más dura de la piel del perro, a diferencia de los humanos.
La dermis tiene un grosor mayor, y es probablemente la capa más importante de la piel del perro. En ella se encuentran los folículos pilosos, las glándulas sebáceas y sudoríparas, nervios, y vasos sanguíneos y linfáticos.
La secreción de las glándulas sudoríparas es insuficiente para producir sudor, a excepción de las situadas en la zona de las almohadillas, donde tienen una naturaleza diferente. Es por ello que se dice que los perros “sudan por las patas”.
Las glándulas sebáceas dan estabilidad y aportan un aspecto brillante y sano a través de la secreción de grasa. Muchas patologías se deben a alteraciones de estas glándulas.
La hipodermis es la capa más interna, y está compuesta principalmente por tejido graso. El pelaje puede ser doble, teniendo una capa de pelo externa, más áspera y larga, con funciones de protección, y una interna, llamada subcapa, corta, suave y densa. No todas las razas tienen dicha doble capa. El pelo está formado por queratina, siendo un aislamiento térmico y protector (no está ligado a los receptores del dolor). La muda en un proceso fisiológico en el cual los animales cambian el pelaje para adaptarse a las exigencias climatológicas y ambientales. Dura entre tres semanas y un mes y medio aproximadamente. Estos ciclos de crecimiento dependen de varios factores externos, como la temperatura, tanto externa como del hogar. Es por ello que actualmente solemos convivir con perros que pierden pelo durante todo el año. Otro de los factores son el aumento y disminución de horas de luz y actividad hormonal, que en las hembras tiende a disminuir la densidad y en los machos aumentarla.
Los cuidados básicos para una piel y pelaje sanos serán baños con productos correctos que permitan la correcta transpiración, cepillados rutinarios, y una alimentación correcta.

La cola

La cola de un perro es el apéndice más posterior de la columna vertebral y se extiende más allá del cuerpo.

Hay muchas formas de cola: recta, forma de hoz, rizada, tirabuzón. Los perros expresan su estado de ánimo y emociones a través de su cuerpo; no en vano, la cola es la parte más expresiva que poseen, seguida de las orejas. Cada uno de sus movimientos tiene un significado, siendo su principal medio de socialización. Es lo más parecido a la expresión facial humana.
La cola es muy importante en la relación jerárquica entre los perros y en la comunicación con otros animales y humanos. Además, favorece la emanación de olor de las feromonas que los perros tienen en las glándulas anales, y contribuye a mantener el balance cuando se realizan movimientos complicados.

Aparato locomotor

El aparato locomotor de los perros es un sistema complejo que tiene como función mantener la estructura del cuerpo y realizar el trabajo mecánico (movimiento).

Lo conforman en su mayoría el esqueleto (base rígida y estructural) y los músculos (esfuerzo mecánico y locomotor).

Como la mayoría de los depredadores, el perro tiene unos músculos potentes, un sistema cardiovascular que permite una alta velocidad y resistencia y dientes para cazar, aguantar y desgarrar presas.
Su esqueleto está diseñado para correr y saltar con facilidad. Las patas se han desarrollado para impulsarlos rápidamente hacia delante, saltando cuando es necesario, adaptadas para la caza. Por ello tienen los pies pequeños y apretados y caminan sobre los dedos (digitígrados). Los perros tienen los omóplatos desconectados (carecen de clavícula), lo que permite zancadas más largas.

Órganos internos

Existe una variabilidad entre razas en tamaño y en casos puntuales en sus funciones básicas pero, generalmente, los órganos internos y los aparatos circulatorio, respiratorio, urinario y reproductor son iguales en todos los perros, y muy similares a los de los humanos. No ocurre lo mismo en los órganos sensoriales.

El aparato digestivo

sí muestra ciertas diferencias con respecto al del hombre. Los perros tienen 42 dientes un poco espaciados entre sí, diseñados, como animales carnívoros, para cortar, desgarrar y triturar.
El esmalte de sus dientes es cinco veces más fino que el del ser humano. Su saliva es más alcalina, pero casi no producen amilasas, que es la necesaria para la digestión de carbohidratos.
El estómago de un perro es muy voluminoso, representando el 60-70% de la capacidad total del sistema digestivo. Además, las paredes del estómago del perro son muy expandibles, y el pH del mismo es realmente ácido (en torno a 1-2), permitiendo la digestión incluso de tejidos óseos y protegiendo al animal de bacterias nocivas. Por último, en el intestino, el tiempo de tránsito suele ser entre 12 y 30 horas, una digestión sumamente rápida en comparación con la del ser humano que puede durar hasta cinco días.
Las heces del perro son un gran indicador de la salud del mismo, y de la calidad de su alimentación.
Heces de tamaño pequeño-medio, compactas y con cierta humedad, de color marrón y poco olor suelen presentarse en animales sanos con una dieta equilibrada. Grandes tamaños o heces demasiado duras son asociadas a alimentos comerciales con muchos cereales.
Colores muy oscuros pueden denotar presencia de mucho hígado en la dieta o bien sangre digerida. Colores verdosos pueden indicar la presencia de mucha fruta y verdura en la dieta (en cuyo caso deberían aparecer hebras por la fibra de los vegetales) o bien algún problema de salud, como la pancreatitis.

Órganos sensoriales

Los sentidos del olfato y del oído son muy superiores a los de los seres humanos en muchos aspectos, siendo ambos los más utilizados por los perros para relacionarse con el medio.

Vista

Los perros no tienen gran agudeza visual de detalles, pero tienen una excelente percepción de movimientos, rasgos de la propia adaptación del órgano de la visión a la caza. Es por ello que su campo visual se encuentra entre los 240-250 grados, mucho mayor que el de los seres humanos, de aproximadamente 180.
Como la mayoría de los mamíferos, tienen una forma de visión dicromática, llamada deuteranopia, percibiendo tonalidades de amarillo y azul, pero el rojo lo perciben como amarillo y el verde lo ven gris.
Su visión nocturna es excelente, debido a unas pupilas muy grandes, una mayor densidad de bastoncillos en la fóvea óptica, una mayor velocidad de parpadeo y un tapetum lucidum, tejido situado en la parte posterior del ojo que actúa como una pantalla reflectiva. La agudeza visual difiere entre las distintas razas, teniendo diversos tamaños de ojos y configuración de retina. Generalmente, los perros de hocico largo tienen un campo de visión excelente, frente a los de hocico corto que tienen una vista más detallada.

Oído

El campo  de audibilidad de los perros es aproximadamente de 20 Hz a 60.000 Hz6 en comparación con el del ser humano, que tiene un rango de 20 a 20.000 hz. Además, tienen un grado de movilidad de las orejas que les permite determinar rápidamente el origen exacto del sonido.
Su gran sentido auditivo permite a los perros oír sonidos hasta cuatro veces más lejos que el ser humano, y a mucha mayor velocidad. Todas estas características hacen que identifiquen muchos más sonidos, con mayor rapidez y exactitud y a una distancia mucho mayor.
Generalmente, los perros con una forma de oreja más natural, suelen oír mejor que aquellos con las orejas más flexibles típicas de muchas razas domésticas.

Olfato

Mientras que el cerebro humano está dominado por una gran corteza visual, el cerebro canino es dominado principalmente por una corteza olfativa. En proporción del tamaño total del cerebro, el bulbo olfativo canino es unas cuarenta veces mayor que el de los humanos. Esto hace que los perros puedan distinguir olores en concentraciones casi 100 millones de veces inferiores a las que podría distinguir cualquier persona.
Se calcula que el perro tiene entre 200 y 300 millones de receptores olfativos (el hombre tiene 5 millones). La morfología de su hocico es, en parte, la responsable de dicha capacidad tan extraordinaria. La nariz, conocida como trufa, tiene, además de las aperturas frontales por donde entra el aire, unas rendijas laterales por donde sale, creando un remolino que ayuda a clasificar los olores nuevos.
La trufa también está equipada con sensores especiales de calor. El calor puede afectar la percepción de los olores, por lo que la trufa debe estar siempre húmeda y fría.
En las fosas nasales del perro se encuentran unas estructuras óseas en forma de espiral, llamadas cornetes, que están recubiertas de una mucosa dotada de muchos pliegues. Esta característica les proporciona una mucosa olfatoria de hasta 200 cm2, por solo 3cm2 del hombre.
Los perros tienen la capacidad de mover y utilizar sus fosas nasales de forma independiente, para evaluar el olor y posiblemente saber de qué dirección proviene el olor.

Gusto

Entre los cánidos, el del sabor es el sentido menos estudiado y parece que menos potente. Los perros pueden distinguir lo sabores básicos, salvo el salado.
Los gustos preferidos suelen diferir de un animal a otro más que por el tipo de gusto por su intensidad.
Además, los perros tienen la capacidad de asociar determinados gustos con problemas de salud, tendiendo a evitar el sabor de dichos alimentos en el futuro. Este comportamiento forma parte de un mecanismo de defensa instintivo.

Tacto

Los perros utilizan el sentido del tacto para comunicarse entre ellos y con otras especies. Los perros tienen sensores táctiles en todo el cuerpo, pero las almohadillas, la columna vertebral y la región de la cola son las zonas más sensibles.
Un elemento sensorial táctil importante son las vibrisas, un tipo de pelos rígidos a modo de bigotes, que presentan mecanorreceptores que les sirven para adquirir información táctil de su ambiente. Sin embargo, su función no es tan importante como en otros mamíferos, como zorros o gatos.
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