Los virus son la causa principal del resfriado: Rinovirus (agente etiológico más frecuente), Coronavirus, Enterovirus, Influenza A, B, y C, Parainfluenza, y otros agentes desconocidos.
Los síntomas generales del resfriado común son:
- Rinorrea y obstrucción nasal, mocos que van de más fluidos a más espesos según avanza la enfermedad.
- Crisis de estornudos.
- Tos.
- Dolor de cabeza, garganta, oídos, músculos y articulaciones.
- Fatiga y debilidad.
En cuanto al tratamiento del resfriado común, su objetivo es tratar de paliar los síntomas de la enfermedad, aunque ésta continúa su curso hasta que las defensas del organismo son capaces de restaurar la salud de la persona y la enfermedad cede.
Medidas preventivas y tratamiento no farmacológico
Evitar estar en contacto directo con personas que presenten síntomas del resfriado común.
Lavado de manos frecuente, en especial tras toser o estornudar.
Uso de pañuelos desechables delante de la nariz o la boca al toser o estornudar, y no reutilizarlos.
Evitar los lugares cerrados y los cambios bruscos de temperatura. o Humidificar el ambiente.
Limitar el consumo de alcohol y tabaco.
Gargarismos con agua tibia y salada.
Estar en un ambiente cómodo y cálido. o Seguir una dieta ligera y equilibrada.
Hidratarse con agua, zumos, caldos… para reducir la tos.
Guardar reposo y evitar esfuerzos para mejorar el malestar general.
Tomar caramelos balsámicos sin azúcar con acción suavizante para aliviar el dolor de garganta.
Inhalar vahos de vapor para disminuir la congestión nasal.
Uso de vitamina C puede repercutir favorablemente en el desenlace de la enfermedad.
Además, se debe educar al paciente explicando las fases de la enfermedad, sus posibles complicaciones, las vías de transmisión y de contagio, y que son frecuentes las reinfecciones al ser corta y limitada la inmunidad.
Tratamiento farmacológico
No existe un tratamiento etiológico y, dada la gran variabilidad interindividual de los síntomas, el tratamiento seleccionado será en función de éstos y de las características de cada paciente. El objetivo de este tratamiento farmacológico es mejorar la situación del paciente y que supere la enfermedad de la manera más cómoda posible. Se debe evitar el uso de antibióticos ya que no son efectivos, pues el resfriado común es de etiología vírica y no bacteriana. Se utilizan:
Antitusígenos, empleados para el tratamiento de la tos seca o improductiva cuando interfiere en el sueño, entre en un ciclo de irritación bronquial que induzca posteriores ataques de tos, o resulte molesta o peligrosa para el paciente, ya que es un mecanismo de defensa del organismo para eliminar obstrucciones o sustancias extrañas de las vías respiratorias.
Mucolíticos y expectorantes, utilizados para la tos productiva. Los preparados mucolíticos disminuyen la viscosidad de la secreción mucosa bronquial, mientras que los expectorantes aumentan la producción de la secreción bronquial, que es más fluida y/o estimulan los mecanismos de eliminación. Aunque bajo un punto de vista fisiológico hay distinción entre los dos tipos de medicamentos en la práctica esa distinción no es tan evidente y el resultado final es el mismo.
Analgésicos y antipiréticos, usados para el tratamiento del malestar general y dolor de garganta intenso, aunque no está claro si es adecuado el tratamiento de temperaturas menores a 41º C, ya que éstas son relativamente inocuas excepto en embarazadas, pacientes deshidratados o desnutridos y enfermos cardíacos, respiratorios o neurológicos.
Preparados bucofaríngeos, empleados para el dolor de garganta leve. Son combinaciones de principios activos (antisépticos, antiinflamatorios y anestésicos locales) en forma líquida (colutorios, gargarismos y nebulizadores) o en forma sólida (comprimidos para deshacer en la boca). Las formas sólidas presentan la ventaja de estimular la secreción salivar, con propiedades digestivas, antimicrobianas e inmunitarias.
Descongestivos orales o tópicos, utilizados para el tratamiento de la congestión nasal. Activan los receptores α1 y α2, produciendo la contracción de las células musculares vasculares y reducen el contenido de sangre de la mucosa, provocando la descongestión de ésta y el aumento del flujo aéreo. De los dos receptores, los α2 son los principales responsables en el proceso. Los descongestivos nasales más utilizados son los agonistas α2, que producen efectos más potentes, duraderos y selectivos.
Orales o sistémicos: acción más lenta pero más duradera. No se prefieren porque por vía oral se necesitan dosis que pueden producir hipertonía y taquicardia.
Tópicos (de elección): acción más rápida pero menos duradera.
Antihistamínicos, usados para la congestión nasal con rinorrea y estornudos. Son inhibidores competitivos de los receptores H1, aunque también tienen un efecto anticolinérgico y antiserotoninérgico. Mejoran los síntomas de picor, lagrimeo, estornudos y rinorrea. Su eficacia se debe sólo a la acción anticolinérgica que reduce la rinorrea, ya que en el resfriado común la rinorrea no está mediada por histamina.